viernes, 30 de septiembre de 2016

"LA IMPORTANCIA DEL PERDÓN"



Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
Mateo 6:14-15

Todos los seres humanos cometemos errores o hemos llegado a herir de alguna manera a nuestros seres queridos, amigos, familiares hermanos en Cristo, etc.
Así mismo también a nosotros nos han herido, fisica o verbalmente y nos han causado heridas que por mucho tiempo nos han dañado nuestro corazón y las decisiones que tomamos en nuestra vida.

Cuando herimos con o sin intención buscamos el perdón de las personas. A veces por egoismo, por nuestra tranquilidad y paz, dejamos de buscar ese perdón y nos justificamos diciendo que al menos lo intentamos.

Pero cuando somos nosotros a los que nos hieren u ofenden, quizá llegamos a guardar rencor, buscar venganza y olvidamos lo más importante, de lo cual nos dio un gran ejemplo Jesús en quizá, el peor momento que vivió en la tierra, su pasión y muerte:
Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.
Lucas 23:34
Aún en medio del inmenso dolor que Cristo estaba sufriendo en cuerpo y alma, elevó una oración al Padre para pedir misericordia por aquellos que estaban causándole la muerte.

Y el perdón es uno de los mayores actos de humildad y obediencia que podemos tener hacia Dios principalmente, hacia nuestro prójimo y hacia nosotros mismos.

Jesús nos manda a perdonar, a no guardar rencor.
Debemos recordar siempre cuando nos hieren y cuando herimos que nadie es perfecto, soló nuestro Padre bendito y celestial lo es.

Mateo 6:14-15
En estos versículos nos manda Jesús a perdonar, diciendo que si no perdonamos a quien nos ofende, tampoco nuestro Dios todopoderoso lo hará.
Sabemos que todos somos pecadores, pero debemos procurar perdonar, pero de corazón a nuestros semejantes, incluso perdonarnos a nosotros mismos por erróneas decisiones que afectan nuestra vida o la de los demás y también cuando le fallamos a Dios.

Tratemos de llevar una vida que a Dios le agrade, busquemos su presencia y misericordia y obedeciendo el mandamiento principal que Jesús nos dio:
Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.
Marcos 12:30-31

Si procuramos seguir este mandamiento de amor a Dios y a nuestros semejantes, llevar una vida que de testimonio de verdadero amor, ese que proviene de Dios mismo y que nos llevará a amar a nuestro prójimo, asi con ayuda del Señor y con un corazón dispuesto a no ofender ni causar daño a los demás y manteniendo un corazón y pensamiento libre de rencor, lograremos llevar una vida en paz.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario