Proverbios 16:5
Abominación es a Jehová todo altivo de corazón; Ciertamente no quedará impune.
Cuando
en nuestra vida llegamos a tener un triunfo o logramos algo después de
mucho tiempo, la mayoría de las veces pensamos y sentimos que todo lo
obtenido es gracias a nosotros mismos. No reconocemos que la fuerza, la
gracia y la sabiduría que nos ayudo a obtener esa victoria vienen de
Dios, que sin Él nada somos y olvidamos las veces que nos permitió
sentir Su presencia en los peores momentos, que Su Espíritu Santo
intercede en muchas ocasiones ante el Padre para que derrame Su
misericordia en nuestras vidas cuando más hondo sentimos que estamos.
Para Dios es abominable un corazón lleno de soberbia y altivez que olvida que nada somos sin Dios.
Él es quien nos sustenta con Su diestra, quien sin merecer derrama bendiciones sobre buenos y malos.
Por eso aborrece la soberbia, la cual endurece el corazón y aleja la bondad.
Proverbios 29:23
La soberbia del hombre le abate; Pero al humilde de espíritu sustenta la honra.
Un corazón humilde y sincero agrada a Dios en gran manera.
A Dios no podemos engañarlo, Él es omnisciente, conoce las verdaderas intenciones de cada corazón.
Un
corazón humilde es aquel que sabe reconocer la grandeza, el poder y
soberanía de Nuestro Dios, Señor de Señores y Creador de todo el
universo. Que sabe que por gracia Dios nos ama grandemente y asi mismo
nos bendice y que sólo por Él y para Él llegamos a este mundo y por ese
inmenso amor a través de Su Hijo Jesucristo nos da la oportunidad de ser
salvos.
Dios
ama un corazón humilde y nos pide que seamos asi porque la soberbia
sólo trae como consecuencia dolor, sufrimiento y soledad al darnos
cuenta de que dependemos de Dios para todo y que Él solamente merece la
honra y la gloria por todo lo que llega a nuestras vidas y que nos
permite crecer espiritualmente y tener una vida agradable a Dios que sea
de buen testimonio para quien nos rodea.
Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu.
Proverbios 16:18
Pongamos nuestro corazón en manos de Dios reconociendo Su gran poder, soberanía y sobre todo el inmenso amor que nos tiene. Y que conforme a nuestra vida, alma y corazón Dios hará.
Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
Mateo 23:1
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