20.Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
22.el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.
Filipenses 3:20-21
22.el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.
Filipenses 3:20-21
Nos esforzamos mucho en esta vida por agradar a la gente que nos rodea, aún grupo de personas al cual queremos integrarnos o simplemente para mejorar el reflejo del espejo.
Cambiamos nuestro físico con operaciones o cambios que afectan nuestra salud y autoestima, sin entender que lo de esta vida es pasajero, que este cuerpo es corruptible y desechable, que al único que deberíamos buscar agradar con nuestras acciones y un corazón puro; es a Dios.
Porque Él nos creo y nos ama tal cual somos llenos de defectos y pecados pero al mismo tiempo creados a su imagen y semejanza.
O buscamos tener un nivel de vida que supere nuestras necesidades,
sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Mateo 6:20-21
Olvidamos que nuestra morada final está en el cielo, al lado de nuestro Señor Jesucristo, donde el cuerpo con el que nacemos, pecamos es transformado para ser semejantes a su gloria y muchas veces olvidamos que lo importante para Él, es nuestro corazón, ahí es donde se guarda el verdadero tesoro de cada corazón y que por más difícil que sea la vida que estemos viviendo, nuestro Señor Jesucristo es quien sustenta todas las cosas y jamás nos dejará solos.
Cambiamos nuestro físico con operaciones o cambios que afectan nuestra salud y autoestima, sin entender que lo de esta vida es pasajero, que este cuerpo es corruptible y desechable, que al único que deberíamos buscar agradar con nuestras acciones y un corazón puro; es a Dios.
Porque Él nos creo y nos ama tal cual somos llenos de defectos y pecados pero al mismo tiempo creados a su imagen y semejanza.
O buscamos tener un nivel de vida que supere nuestras necesidades,
sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Mateo 6:20-21
Olvidamos que nuestra morada final está en el cielo, al lado de nuestro Señor Jesucristo, donde el cuerpo con el que nacemos, pecamos es transformado para ser semejantes a su gloria y muchas veces olvidamos que lo importante para Él, es nuestro corazón, ahí es donde se guarda el verdadero tesoro de cada corazón y que por más difícil que sea la vida que estemos viviendo, nuestro Señor Jesucristo es quien sustenta todas las cosas y jamás nos dejará solos.
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