Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;
Dios utilizó a Salomón para darnos diversas enseñanzas; en estos versículos, por un lado nos habla de la realidad del ser humano que al nacer debemos morir; en distintas ocasiones Salomón habla de la muerte, haciéndonos conscientes de que nuestra vida en esta tierra es algo muy temporal y un tiempo que debemos utilizar adecuadamente y como se concluye en los últimos versículos de Eclesiastés viviendo con temor a Dios y guardando sus mandamientos pues ahí podemos encontrar el todo.
También nos habla del fruto del trabajo, de los resultados de nuestras acciones y una hora para alcanzar lo que queremos o anhelamos. Al decirnos que hay un tiempo para plantar y uno para cosechar queda claro que nuestras acciones continuas tendrán un resultado y que definitivamente debemos trabajar en lo que queremos alcanzar, pero nuestro trabajo y objetivos debe ser de acuerdo con la voluntad de Dios y teniendo confianza en Él, solo así podremos cosechar lo que Dios en su gracia nos tenga preparado.
Dios nos invita a vivir y actuar confiando en Él, a tener paciencia hasta que llegue el día de recoger la cosecha de nuestro esfuerzo y hacer todo confiando y esperando en Él.
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