miércoles, 15 de junio de 2016

"¿COMO HACER LA VOLUNTAD DE DIOS"

Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos.
Esdras 7:10

Esdras, seguidor y hacedor de la ley de Dios había dado a Moisés, había ya preparado su corazón, lo había dispuesto para Dios, para investigar y conocer su palabra.

Pero él tomó esa decisión, disponer su corazón, para escudriñar y conocer la ley de Jehová, no sólo para conocerla, sino para cumplirla y para enseñarla a todo Israel.
Tal como Esdras debemos hacer nosotros, disponer nuestro corazón hacia Dios, de la manera más limpia posible, no perfecta, porque sólo Dios lo es, pero el conoce las intenciones de nuestro corazón, más aún uno que está dispuesto a hacer su voluntad.

Para conocer su voluntad debemos hacer cosas que parecen difíciles por el diario vivir que nos absorbe, pero Dios jamás se olvida de nosotros, asimismo debemos darle lo mejor de nuestro día a Él, dedicar tiempo de calidad a conocer su voluntad, siguiendo el ejemplo de Esdras, dedicando tiempo para leer su Palabra pidiéndole siempre en oración, que nos de sabiduría para poder entender lo que Él quiere comunicarnos en nuestro diario vivir, porque Él dijo:

Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.
Santiago 1:5


Y así conociendo mejor de su palabra, de sus mandamientos y decretos, podremos obedecerla y enseñarla como Jesús nos lo pidió antes de ser crucificado por nuestros pecados, dejándonos un mandato claro y certero de cuál es su voluntad:

> Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
Mateo 28:19

La mejor manera de cumplir y obedecer este mandamiento de nuestro Señor Jesucristo y de mostrar a nuestros semejantes, es mediante nuestra vida, disponer nuestro corazón para hacer su voluntad, siguiendo el ejemplo de Esdras, conociendo la palabra de Dios y ponerla en práctica en nuestro diario vivir, porque no podemos hablar y compartir algo de lo que no conocemos.
Compartir y dar testimonio de lo que Dios en su infinito amor y misericordia a hecho en nuestras vidas, es una satisfacción para el alma, pero dándole siempre la honra y la gloria a Él, nuestro Dios Todopoderoso y bueno.

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