Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.
Josué 1:6-9
Josué 1:6-9
Después de la muerte de Moisés, Dios le encomendó la tarea de guiar a Israel en la tierra que Él les había jurado que heredarian a sus antepasados, conocía su corazón, que era un siervo fiel y justo.
Dios le dio una orden clara, que hiciera TODO conforme a la ley que Él le había dado a Moisés, en ella estaba todo lo que necesitará para ser valiente y esforzarse para superar la prueba que Dios le estaba encomendando.
No apartándose nunca de su boca el libro de la ley, meditando en ella de día y de noche, lo cual debemos hacer también nosotros, recordando y cada promesa que en el está escrita, obedecer cada estatuto que por nuestro bien nos ha dejado el Señor.
Dios nos manda a ser valientes, a esforzarnos cada día que tenemos para conocerlo más, para conocer su voluntad, buscar su gracia y agradecer sus maravillas y amor; nos manda a no tener miedo ni desfallecer ante las tribulaciones que enfrentamos todos.
Dios le hizo a Josué la promesa de estar con el adonde quiera que fuera y de bendiciones que sería prosperado.
Dios le dio una orden clara, que hiciera TODO conforme a la ley que Él le había dado a Moisés, en ella estaba todo lo que necesitará para ser valiente y esforzarse para superar la prueba que Dios le estaba encomendando.
No apartándose nunca de su boca el libro de la ley, meditando en ella de día y de noche, lo cual debemos hacer también nosotros, recordando y cada promesa que en el está escrita, obedecer cada estatuto que por nuestro bien nos ha dejado el Señor.
Dios nos manda a ser valientes, a esforzarnos cada día que tenemos para conocerlo más, para conocer su voluntad, buscar su gracia y agradecer sus maravillas y amor; nos manda a no tener miedo ni desfallecer ante las tribulaciones que enfrentamos todos.
Dios le hizo a Josué la promesa de estar con el adonde quiera que fuera y de bendiciones que sería prosperado.
De la misma forma hizo nuestro Señor Jesucristo:
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Mateo 28:19-20
Jesús nos dejó el mandato de predicar su Palabra y dar la buena nueva a las Naciones, bautizadolos en Su Nombre y enseñandoles a guardar y obedecer todos las cosas que nos enseñó, que están escritas el Evangelio y siguiendo su ejemplo de vida, amor y humildad. Además nos prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo; aunque hay ocasiones en que nuestro adversario nos rodea de oscuridad y soledad para hacernos dudar de ésta bendita promesa a la cual debemos aferrarnos en todo momento.
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Mateo 28:19-20
Jesús nos dejó el mandato de predicar su Palabra y dar la buena nueva a las Naciones, bautizadolos en Su Nombre y enseñandoles a guardar y obedecer todos las cosas que nos enseñó, que están escritas el Evangelio y siguiendo su ejemplo de vida, amor y humildad. Además nos prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo; aunque hay ocasiones en que nuestro adversario nos rodea de oscuridad y soledad para hacernos dudar de ésta bendita promesa a la cual debemos aferrarnos en todo momento.
Todo esto queda ratificado por el Apóstol Pablo en Efesios:
En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
Efesios 1:13
Fuimos sellados por el Espíritu Santo, que habita en nuestros corazones y que clama por nosotros al Padre con gemidos indecibles, confiando siempre que jamás estamos sólos como Jesús nos lo prometió.
En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
Efesios 1:13
Fuimos sellados por el Espíritu Santo, que habita en nuestros corazones y que clama por nosotros al Padre con gemidos indecibles, confiando siempre que jamás estamos sólos como Jesús nos lo prometió.
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